ENIGMA POLICIACO
Todo empezó varios años antes cuando Rosalía de Barrios había perdido en un accidente a su hermana gemela. Con ella había compartido sus juegos en la infancia y sus pequeños problemas de la juventud.
El suceso la había trastornado.
Se diría que poco a poco, a medida que iba perdiendo la razón, había vuelto a
sus años infantiles y sin que nadie se atreviera a evitarlo, desempolvó del
cuarto de San Alejo el viejo baúl donde guardaba sus muñecas de trapo. También
había retrocedido a su afición de niña de esconderse en los armarios. Su médico
aconsejaba recluirla en un hospital, pero su esposo Antonio Barrios, así como
su poderosa familia se negaban, tratando de quitar importancia al problema, ya
que podía crearles una situación ingrata entre sus amistades. En sus escasos
momentos de lucidez, Rosalía escribía frases coherentes que permitían ver un
punto de luz en la oscuridad de su cerebro.
Aquel día había pasado la tarde
sola.
Un día al llegar Antonio
acompañado de Francisco Bermúdez, un amigo íntimo de la familia, ambos
encontraron en el suelo del vestíbulo, un sobre que contenía una nota. En ella,
Rosalía anunciaba que había partido hacia un largo viaje sin retorno.
Antonio, en compañía de su
amigo, subió inmediatamente a la planta superior y comenzó a registrar todos
los armarios. Fue en el de un cuarto de invitados que apenas se utilizaba, al
fondo del pasillo, donde la encontraron.
Un giro de la llave dejó ver en
el interior del armario el cadáver de Rosalía. Había ingerido una fuerte dosis
de un medicamento y se había introducido allí con una de sus muñecas.
Avisaron a la policía, que se
encargó de llevar a cabo las oportunas diligencias.
El inspector interrogó al esposo
y a Francisco Bermúdez. Antonio explicó que su esposa tenía algunos momentos de
lucidez y que evidentemente conocía su estado. El inspector observó la vieja
casita de muñecas de Rosalía, allí estaban sus antiguos compañeros y todo
cuanto recordara su niñez.
Cada cosa ordenada en su sitio,
tal y como le gustaba a su hermana gemela.
La casita fue encontrada en el
dormitorio principal.
Cinco días más tarde, Francisco
se encontraba sentado frente a su amigo. Estuvo observándole atentamente
durante varios minutos y de pronto, preguntó: ¿por qué la mataste
Antonio? Porque yo sé que ha
sido así.
Fragmento
tomado de: Conan Doyle, Arthur. Las
aventuras de Sherlock Holmes.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario