domingo, 21 de marzo de 2021


ENIGMA POLICIACO

 Todo empezó varios años antes cuando Rosalía de Barrios había perdido en un accidente a su hermana gemela. Con ella había compartido sus juegos en la infancia y sus pequeños problemas de la juventud.

El suceso la había trastornado. Se diría que poco a poco, a medida que iba perdiendo la razón, había vuelto a sus años infantiles y sin que nadie se atreviera a evitarlo, desempolvó del cuarto de San Alejo el viejo baúl donde guardaba sus muñecas de trapo. También había retrocedido a su afición de niña de esconderse en los armarios. Su médico aconsejaba recluirla en un hospital, pero su esposo Antonio Barrios, así como su poderosa familia se negaban, tratando de quitar importancia al problema, ya que podía crearles una situación ingrata entre sus amistades. En sus escasos momentos de lucidez, Rosalía escribía frases coherentes que permitían ver un punto de luz en la oscuridad de su cerebro.

Aquel día había pasado la tarde sola.

Un día al llegar Antonio acompañado de Francisco Bermúdez, un amigo íntimo de la familia, ambos encontraron en el suelo del vestíbulo, un sobre que contenía una nota. En ella, Rosalía anunciaba que había partido hacia un largo viaje sin retorno.

Antonio, en compañía de su amigo, subió inmediatamente a la planta superior y comenzó a registrar todos los armarios. Fue en el de un cuarto de invitados que apenas se utilizaba, al fondo del pasillo, donde la encontraron.

Un giro de la llave dejó ver en el interior del armario el cadáver de Rosalía. Había ingerido una fuerte dosis de un medicamento y se había introducido allí con una de sus muñecas.

Avisaron a la policía, que se encargó de llevar a cabo las oportunas diligencias.

El inspector interrogó al esposo y a Francisco Bermúdez. Antonio explicó que su esposa tenía algunos momentos de lucidez y que evidentemente conocía su estado. El inspector observó la vieja casita de muñecas de Rosalía, allí estaban sus antiguos compañeros y todo cuanto recordara su niñez.

Cada cosa ordenada en su sitio, tal y como le gustaba a su hermana gemela.

La casita fue encontrada en el dormitorio principal.

Cinco días más tarde, Francisco se encontraba sentado frente a su amigo. Estuvo observándole atentamente durante varios minutos y de pronto, preguntó: ¿por qué la mataste

Antonio? Porque yo sé que ha sido así.

Fragmento tomado de: Conan Doyle, Arthur. Las aventuras de Sherlock Holmes.

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